Montero (2018), propone las siguientes fases:
§
En el planteamiento previo: ¿Qué voy a hacer?, ¿Para qué voy a hacer este
trabajo?, ¿Realmente comprendo en qué consiste la tarea?, ¿Qué se me pide/exige?, ¿Qué contenidos
necesito saber antes de empezar?, ¿Cómo voy a organizar el tiempo?.
§
En el proceso de trabajo
intermedio:
¿Estoy consiguiendo lo que me han pedido?, ¿Conseguiré terminarlo?, ¿Mantengo
mi plan o lo cambio?, He visto nuevos aspectos que me hacen pensar en otra
forma de plantearlo ¿Voy bien de tiempo?, Me he equivocado ¿qué voy a hacer?, ¿Qué
he aprendido de ello?.
§
En el trabajo de conclusiones:
En mi responsabilidad individual: ¿Qué tenía que hacer y qué he hecho?, ¿Qué pasos he seguido?, ¿Está bien lo que he
hecho, ¿Hay algo que pueda mejorarse?, ¿Cuáles
han sido las dificultades mayores?, Con
lo que he aprendido en el proceso, si me dieran la oportunidad de repetirlo:
¿Cómo puedo mejorar, tanto en organización personal como en resultado de la
tarea?, ¿Qué es lo que he hecho mejor (de qué me siento orgulloso/a)?, ¿Qué he
aprendido al final de todo el proceso?.
En
las tareas cooperativas: ¿He contribuido al progreso del grupo o pareja?, ¿He sido responsable con las tareas que por
acuerdo nos asignamos?, ¿Qué es lo que hemos hecho especialmente bien como
equipo de trabajo?, ¿Qué es lo que tenemos que mejorar?.
Montero, P. (2018). Los diarios de aprendizaje, una herramienta para
reflexionar sobre el propio aprendizaje. Recuperado de http://cedec.intef.es/los-diarios-de-aprendizaje-una-herramienta-para-reflexionar-sobre-el-propio-aprendizaje/
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